martes, 21 de septiembre de 2010

Quisiera ser esas lágrimas que estoy llorando e irme, fluidamente, por esta cañería roñosa y peluda. Son esas las ganas de volver y abrazarte. SI, A VECES QUIERO IRME. El entusiasmo no dura más que unas horas de dulces caricias y abrazos acurrucados. Sos insoportable. Me haces llorar. Tu lengua parece no tener conexión alguna con tu cerebro, con tus ojos, con tu memoria y tus recuerdos. Sos malo. A veces sos amable, ¡Y cómo! ¡Con qué magnitud! Me aburro, me canso, me canso de esperar. Aparecerá un silencio inmenso entre nosotros. Ese será mi viaje. Y NO ME PREGUNTES EL POR QUÉ.

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