Es hora de alejarse de lo que ya se convirtió en dañino. Es el momento indicado para dejar atrás aquello que tan feliz me hizo, pero que hoy me desprende una lágrima. Es tiempo de entender que por un tiempo necesito cerca mío gente que verdaderamente me haga feliz. Personas que me conozcan netamente y sepan cómo evitar daños. Ya es tarde para recuperar el tiempo perdido, o para arrepentirme de haber dejado entrar y desordenar a nuevos integrantes a mi vida. Si las cosas son así hoy, es por algún motivo en especial. Es claro que otro de mis tantos defectos es idealizar al desconocido. Es decir, atribuirle cualidades especiales a quien realmente no lo merece. Y ahí está, la forma más recurrente de lastimarme. La decepción. El sentir que lo que creía hasta hace días, no es más que otro error. Y así me convenzo de lo más positivo para mi vida sería no dejar al desconocido conocerme lo suficiente para lastimarme. SI SE TIENE QUE IR, ES LA MEJOR OPCIÓN. NUNCA TENDRÍA QUE HABER LLEGADO.
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