
Mi cuarto, una caja, un cubo, un dado. Sentada, atada a una silla, anclada. Gira, se sacude, decide mi suerte. Hojas secas y miradas frías desde el fondo. Te beso, te rodeo, inmenso. Tu cabeza, giratoria. Adiós, cíclope portuario. Las noches titilantes te alejan, y ya no suenas al despertarme. Tu gris me duele, tu sepia, tu desgrade. Adiós.
No hay comentarios:
Publicar un comentario