Tú, que pierdes el control hablando en alta voz, hieres mi corazón. Yo, tratando de escuchar, no me puedo explicar, que extraña sensación. Tú, no me quieres entender, y me mandas a callar diciendome: No me debo sorprender, porque así es la realidad de nuestro amor y yo, no tengo armas para enfrentarte, pongo mis manos; MANOS AL AIRE.
No hay comentarios:
Publicar un comentario